Así como la vida, que brota en los sitios más agrestes, los normalistas rurales han mantenido con firmeza su vocación. Sin limitarse a las aulas, el trabajo de estos profesores desborda hacia la comunidad, la mantienen, y en ese compromiso de cuidado, se apropian de su entorno. En estas páginas figuran algunos nombres pero, al final, son los logros históricos del gremio –en general– los que dan pauta: su mística y su enseñanza se nutre de ejemplos, de vida y valor, que con su congruencia adquieren un liderazgo y construyen una época. Aunque se mencione a unos, sabemos que se habla de todos.