Los niños aprenden la lengua de la comunidad en que crecen natural y espontáneamente, sin esfuerzo visible; para que dicho proceso se lleve a cabo, se requiere que ellos tengan acceso a la lengua de su comunidad, ya sea por contacto como escuchas o como participantes directos en la interlocución. Los estudios del desarrollo del lenguaje han propuesto explicaciones de tal proceso desde muy diversos enfoques: en términos de las formas específicas de la lengua que adquiere el niño; en la organización interlocutiva y los comprobados efectos de andamiaje; en la distribución de las formas lingüísticas en diferentes estilos discursivos; en el efecto de ejemplares concretos de uso.